Como muestra, unos cuantos botones (aunque hay muchas más, todas ellas estupendas):
Los voluntariosos y heróicos socios de la asociación de vecinos dirigen la colocación de los elementos festivos, esquivando la escasa colaboración de quienes no habían apartado el coche aun siendo avisado el evento con cartelería previa. Pero no nos desanimamos fácilmente.
Una de las atracciones que no podían faltar, y que no careció ni un minuto de asistencia infantil, es el mítico Tragantúa, que los adultos miraban con nostalgia.
Otro éxito del domingo fueron los hinchables, donde los críos dejaron toda la energía acumulada durante una dura semana de vacaciones, preparándose para la inminente vuelta al cole.
No olvidemos que contábamos con palomitas gratis para todos los que quisieran comerlas, tantas como pudieran.
Y con unos payasos que hicieron las delicias de los chavales con globoflexia y decorado de caras. Se llenó aquello de hadas y tigres en poco rato.
También contamos con talleres de marionetas y esculturas de cerámica coloreada.
Hicieron furor los ciclos locos, pensados en principio para niños, pero que al final sirvieron para que todos pudiéramos demostrar nuestras dotes deportivas.
E incluso algún medio se acercó a recoger impresiones y charlar con la presidente de la asociación (Ruth, a la izquierda). El artículo, aquí.
